A diferencia de los motores antiguos, la nueva generación de máquinas automotrices cuentan con motores más eficientes, precisos y económicos. En el pasado, los vehículos nuevos debían ser sometidos a un riguroso “despegue” del motor para incrementar su vida útil. Hoy día, no es tan problemático acelerar a fondo el motor de un auto recién comprado; aún así, es mejor seguir las recomendaciones del fabricante para evitar cualquier daño prematuro de las piezas del motor.
Estos cuidados que se deben tener con un motor nuevo, no consisten en no acelerar a más de 2.000 RPM, ni en calentar el auto por 5 minutos cuando se enciende por primera vez en la mañana. Consiste en hacer un uso consciente del motor, jugando responsablemente con la aceleración y desaceleración en subidas y bajadas para “despegar” correctamente la máquina.
Primera recomendación: “Sellar” el motor en carretera.
Aunque en la ciudad también se puede, lo mejor es utilizar un viaje de varias decenas de kilómetros para “sellar” el motor. Una carretera con varias subidas y bajadas, sería lo ideal.
Con “sellar el motor”, hacemos referencia al perfecto ajuste entre anillos y cilindros que solo se produce con la correcta aceleración en subidas y desaceleración en bajadas, más o menos al margen de las 3.000 RPM durante máximo 30 minutos seguidos, para luego dejarlo reposar.
El proceso de acelerar en subidas, es el que “sella” al motor. Al desacelerar, el motor recibe el respectivo baño de aceite que permite asentar los anillos y cilindros de forma precisa, generando la mínima fricción posible.
Y si además, aceleramos al orden de las 4 o 5 mil revoluciones de vez en cuando, para luego darle el merecido reposo al motor, estaremos preparando a la máquina para que no se “duerma” cuando se requiera ese impulso necesario para sobrepasar a otros vehículos cuando así se necesite.
La correcta utilización de este método redundará en la preparación del vehículo para cientos de miles de kilómetros en recorrido, y un correcto consumo de combustible.
Segunda recomendación: Menos no es más.
En ciudad, es fácil mantener el motor en bajas revoluciones. Se cree además que así se consumirá menos combustible. Por el contrario, esta técnica de ahorro a corto plazo, puede costarle mucho más después.
Está comprobado que los vehículos cuyo régimen de revoluciones no supera las 2.000 vueltas, consumen más combustible y se deterioran más rápido que aquellos vehículos que circulan responsablemente entre las 2.000 y 3.000 revoluciones por minuto.
No importa si es en la ciudad (porque es allí donde el tráfico no deja acelerar mucho), su vehículo no debe permanecer mucho tiempo (semanas o meses), andando a menos de 2.000 RPM. Lo que se ahorra en combustible, luego se lo cobran en reparaciones.
Tercera recomendación: No deje agotar el motor.

Sobre todo en subidas, el motor debe permanecer por lo menos sobre las 2.500 RPM. Las bajas y dañinas revoluciones, además de ayudarle a gastar más dinero en combustible a futuro, terminan por arruinar las válvulas del motor, ayudan a dañar los parámetros de sincronización y desgastan prematuramente a la máquina. En general, un desastre.
Para evitarlo, circule responsablemente por montaña a un régimen superior a las 2.500 RPM. Esto contribuirá a una correcta presión de aceite y al cuidado a futuro de las piezas del motor de su auto. No será económico en combustible, pero le costará menos cuando el auto supere los 5 años de uso.
Referencia: https://www.revistaturbo.com/